Sotobamura es un pequeño pueblo con alrededor de 1300 habitantes; tan pequeño que el pueblo ni siquiera está conectado a una sola carretera. Un pueblo aislado en el que aún se practican antiguas costumbres, como el entierro de muertos. Un día, los cuerpos de tres personas son encontrados muertos. Aunque Ozaki Toshio, el único médico de la aldea, se siente inseguro, trata las muertes como algo normal. Sin embargo, en los días siguientes, los aldeanos comienzan a morir uno tras otro.