Adam Goodes se convirtió en una figura inspiradora en el fútbol australiano. Criado por su madre aborigen soltera, encontró un sentido de pertenencia y conexión en el deporte.
En 2013, en la cima de su carrera, fue el centro de una gran controversia racista cuando una niña de 13 años lo llamó 'simio' en medio de un partido y él la expulsó del estadio.
Lo que siguió fue una impactante reacción de vilificación y racismo directo contra la estrella del fútbol.
Basándose en la historia personal de Adam Goodes, el oscuro pasado colonial de Australia y su tratamiento de la población aborigen, el director Daniel Gordon ha creado un poderoso y oportuno examen de raza, identidad y pertenencia que resuena mucho más allá del campo de fútbol.