Una mirada irónica a la industria del cine como si existiera en la época isabelina. El director William Shakespeare graba "Hamlet" en un carrete, aparentemente en una toma continua. Cuando proyecta esta versión tonta pero precisa de 15 minutos a un jefe de estudio, le dicen que necesita recortarla para hacerla más comercial. Lo hace a regañadientes, con resultados sorprendentes ... de la audiencia y de él mismo.