Hadleyburg se enorgullece de su virtud. Cuando un misterioso extraño al que la ciudad alguna vez insultó llega con un saco de oro y un plan para darles una lección, la ciudad se enciende. Deja el dinero a quien pueda identificarse como su benefactor escribiendo la frase que se guarda dentro del saco. Pronto, todos los primeros ciudadanos de Hadleyburg están presentando sus reclamos.