La señora Adela Bradley (Dame Diana Rigg) podría describirse como la versión traviesa de la bastante aburrida Miss Marple: una mujer detective inglesa por excelencia, antes de la guerra, de clase alta, lo suficientemente rica para un Rolls-Royce con conductor privado (George Moody ( Neil Dudgeon), su guapo y fiel asistente en casi todo), una auténtica socialité, siempre en la carretera, atrevida, incluso provocativa, una sufragista arrogante. Pero su agudo sentido de la observación y la deducción todavía consigue lo mejor de los criminales cada vez.