The New Statesman narra las aventuras del diputado conservador Alan B'Stard, un hombre que no tiene ningún tipo de moral. No se detiene ante nada para enriquecerse y ganar más poder en el partido, involucrándose en drogas, películas para adultos, fraudes (creando organizaciones benéficas con las iniciales C.A.S.H al escribir cheques) e incluso asesinatos. Alan cree que nunca será atrapado, ya que es un diputado conservador y por lo tanto todo poderoso.
Tiene casi completo control sobre otro diputado, Piers Fletcher-Dervish, quien es prácticamente un completo idiota. Su esposa, Sarah B'Stard, tiene una moral muy laxa (ambos tienen aventuras casi todos los días) y lo odia desde cinco minutos después de casarse con él, tratando de usar a Alan para obtener todo lo que quiere.
Cada episodio contiene noticias recientes y Alan se adapta a los tiempos con eventos como el fin de la Guerra Fría, la caza de nazis a finales de los 80 y el Partido de la Libertad Animal. Para mantenerse al día con la gran cantidad de dinero, Alan se traslada (en la cuarta temporada) a la Unión Europea para seguir enriqueciéndose y alcanzar la posición de poder más alta posible.