Commander Dalgleish de Scotland Yard investiga el aparente asesinato de un autor muy conocido que es encontrado flotando en un bote con las manos cortadas.
El hombre, Maurice Seton, había sido recientemente expulsado de un club privado cuando fue sorprendido fotografiando a algunos de sus miembros en las mesas de juego.
El club estaba bajo sospecha de blanqueo de grandes cantidades de dinero y había sido objeto de una investigación policial durante algún tiempo.
El caso se vuelve más complejo cuando la autopsia revela que Seton murió de causas naturales y que sus manos fueron removidas después de su muerte.
A medida que la investigación continúa, parece no haber fin al número de personas que hubieran querido ver a Seton muerto, incluyendo a su hermano Digby, quien heredaría, y al crítico literario Oliver Latham quien estaba perpetuamente endeudado.
En su vida personal, la relación de Dalgleish con Deborah Riscoe llega a un punto crítico cuando la investigación interfiere con su vida privada.