La unidad de personas desaparecidas de la policía federal belga llega hasta el final cada vez que es probable que un niño o un adulto necesite ayuda urgente. Algunos casos son solo alertas internas o falsas, otros vinculan a varios otros delitos, desde el chantaje hasta el terrorismo. A los miembros del equipo apenas les queda tiempo para la vida personal, por lo que sus relaciones tienden a sufrir mucho.