Un grupo de amigos se detiene a recoger a una mujer que hace autostop solo para terminar drogada por ella con un gas. Se despiertan y descubren que se han implantado viales en la base de sus cráneos, que por supuesto son instantáneamente fatales si se quitan, una mujer sonriente de aspecto profesional les informa en las pantallas de televisión que tienen 22 horas para llenar estos viales con una cantidad específica de líquido cerebral, un líquido que se produce durante momentos de dolor extremo. Junto con otro grupo de sujetos de prueba desafortunados y con el paso del tiempo, deciden trabajar juntos y compartir la carga de alcanzar su doloroso objetivo.