Anna ya no es tan joven, pero sigue siendo una mujer voluptuosa y llena de deseos. A diferencia de su marido, que prefiere ver televisión en lugar de hacerle el amor a su mujer. Las dietas y los ejercicios aeróbicos no logran reavivar su interés sexual, y Anna busca ayuda en un adivino. Desafortunadamente, las pociones de amor también tienen efectos secundarios insatisfactorios y resultados sorprendentes. Finalmente, una solución adecuada se encuentra en algunos dulces mágicos: cada dulce hará que Anna sea siete años más joven. Lo que podría ser bastante complicado para un comedor compulsivo.