El anónimo... ¡vaya papelón!
Un día como cualquier otro, en la oficina de correos de la pequeña ciudad de Villa Esperanza, sucedió algo inesperado. Un sobre sin remitente ni destinatario llegó a manos de la cartera Ana, quien al abrirlo descubrió una carta con un mensaje misterioso.
En la carta, el anónimo retaba a los habitantes de la ciudad a resolver una serie de acertijos para encontrar un tesoro escondido en algún lugar de Villa Esperanza. La noticia se esparció rápidamente y todos se sumaron a la búsqueda del tesoro, incluyendo al alcalde y a la policía local.
Los acertijos eran cada vez más difíciles y parecía que nadie lograría descifrar el enigma. Sin embargo, el anónimo les tenía preparada una sorpresa final que dejaría a todos con la boca abierta.
Al final, el tesoro fue encontrado en el parque central de la ciudad, y resultó ser una caja llena de caramelos y juguetes para los niños del pueblo. El anónimo resultó ser un anciano solitario que quería alegrarles el día a los habitantes de Villa Esperanza.