Daniel, de 16 años, es un gran talento de salto de longitud que constantemente rompe sus propios récords. Para Daniel, batir récords es una forma de mantener viva a su madre moribunda. Ella está en coma, pero Daniel descubre que cada vez que le cuenta a la madre sobre un nuevo disco, ella reacciona moviendo un dedo. Lamentablemente, Daniel deja de poder batir su propio récord y al mismo tiempo la condición de su madre empeora. Daniel siente que tiene parte de la culpa porque está convencido de que los registros ayudan a la madre a mantenerse con vida. En un intento desesperado por evitar que los médicos apaguen el soporte vital de su madre, Daniel comienza a saltar entre los tejados. Está convencido de que la adrenalina que obtendrá saltando a gran altura es la patada extra que necesita para llevar su cuerpo a nuevos récords y, con suerte, mantener viva a su madre.