En un mundo dividido por la guerra y la política, un grupo de refugiados se encuentra en una situación desesperada. Su país ha sido destruido y su bandera ya no representa a ninguna nación.
Sin embargo, a pesar de no tener un país al que pertenecer, estos refugiados deciden mantener su bandera en alto como un símbolo de esperanza y resistencia.
A medida que luchan por sobrevivir en un mundo hostil, la bandera se convierte en un recordatorio de su identidad perdida y de su determinación para seguir adelante.
A través de su valentía y solidaridad, estos refugiados demuestran que la verdadera patria no siempre está definida por fronteras geográficas, sino por el amor y la unidad entre las personas.