En un pequeño pueblo, una anciana horneó un hombre de jengibre que cobró vida y escapó de la casa.
El hombre de jengibre corrió por el campo y fue perseguido por varios animales hambrientos, incluyendo un zorro.
El zorro logró engañar al hombre de jengibre y lo devoró en un solo bocado.
La moraleja de la historia es que la astucia puede superar a la velocidad, incluso en un mundo donde los dulces cobran vida.