Una lugar: Theresienstadt. Un lugar único de propaganda que Adolf Eichmann llamó el "gueto modelo", diseñado para engañar al mundo y al pueblo judío sobre su verdadera naturaleza, siendo el último paso antes de la cámara de gas.
Un hombre: Benjamin Murmelstein, último presidente del Consejo Judío de Theresienstadt, un héroe caído condenado al exilio, que fue obligado a negociar día tras día desde 1938 hasta el final de la guerra con Eichmann, a cuyo juicio ni siquiera se le llamó a declarar. A pesar de ser sin duda quien mejor conocía al verdugo nazi.
Más de veinticinco años después de Shoah, la nueva película de Claude Lanzmann revela un aspecto poco conocido pero fundamental del Holocausto, y arroja luz sobre los orígenes de la "Solución Final" como nunca antes.