En 1955, mientras era un erudito Fulbright, un pintor de Manhattan llamado Tobias Schneebaum pasó siete meses en la cuenca del Amazonas con el Harakambut. Cuando regresó a los Estados Unidos, ya no podía pintar. ¿Qué sucedió? Casi 45 años después, los cineastas quieren que Tobías, ahora de 78 años y con Parkinson, regrese a Perú. Él se niega, pero admite que volverá a visitar el Asmat en Nueva Guinea, donde pasó un tiempo idílico años antes. Ese viaje va bien, incluido un encuentro fortuito con Aipit, un nativo que envejece y que alguna vez fue amigo y amante de Tobías. Tobias luego acepta ir a Perú para buscar a las personas a las que se unió en un grupo de asalto asesino. Las cicatrices de la guerra permanecen al igual que el miedo.