Con el telón de fondo de un estado policial cada vez más poderoso, Miguel regresa a Buenos Aires. Un transeúnte inocente, le dispara un policía rebelde, Morea, en una manifestación política. Para evitar el escándalo, la policía coloca a Miguel en el hospital como un John Doe, donde las enfermeras son atraídas a su lado. Un informante avisa a la prensa y al padre de Miguel y también telefonea a Morea con amenazas de exponerlo e incluso matarlo. Mientras tanto, Miguel está en coma, puede oír pero no hablar. Finalmente, se despierta y comienza su propia búsqueda de Morea, quien permanece tranquilo, sereno y letal. Después de que se desarrolle el drama del policía, la víctima y el justiciero, puede que vengan tiempos peores.