Sveta es desafortunada en el amor. Ella hace todo para complacer a su novio pero tiene que sufrir humillación e infidelidad. Después de romper con otro novio inútil, Sveta consigue un trabajo en una empresa que vende robots.
Los robots se han convertido en parte de la vida cotidiana y son indistinguibles de las personas reales. Pero a diferencia de sus creadores, las máquinas son sensibles a la naturaleza, necesidades, hábitos y debilidades de las personas.
Cuando uno de los robots es encontrado con un mal funcionamiento de programación, la empresa decide devolverlo al fabricante. Pero Sveta, tomando el defecto como una señal de individualidad, se ha enamorado del robot y persuade a sus jefes para que se lo vendan.
Además, el deseo de Sveta de acercarse al robot sensible, galante y cariñoso conduce a algunas consecuencias sorprendentes.