En septiembre de 2004, un grupo de terroristas chechenos armados tomó como rehenes a más de 1,100 personas, la mayoría de ellos niños, en una escuela de la ciudad de Beslan, en Rusia.
El asedio de Beslan duró tres días y terminó en una tragedia cuando las fuerzas de seguridad rusas intentaron rescatar a los rehenes, resultando en un enfrentamiento violento que dejó más de 300 muertos, incluyendo 186 niños.
Este incidente fue uno de los ataques terroristas más mortales en la historia de Rusia y dejó una profunda cicatriz en la sociedad rusa, generando críticas hacia el gobierno por su manejo de la crisis.