Richard y Philippe viven al día, respaldando a una banda de carteristas españoles en las calles de París, haciéndose pasar por policías que arrestan a un pandillero mientras los demás hurgan en los bolsillos y carteras de los curiosos. Cuando toda la pandilla, excepto Richard y Philippe, están atrapados, las cosas se ven sombrías. Además, Richard insiste en que acojan a un muchacho inmigrante con los ojos muy abiertos, un sordomudo dejado atrás en los arrestos. Philippe sugiere un truco de carterista de tres personas, usando al niño, pero cuando eso sale espectacularmente mal, tocan fondo. Luego, en el cine, el chico encuentra una solución. Es tiempo de celebrar.