Cuéntame un cuento
En un pequeño pueblo perdido en medio de la nada, vivía un anciano sabio que siempre estaba dispuesto a contar historias a los niños que se acercaban a él. Su voz era suave y melodiosa, y sus relatos parecían transportar a los oyentes a mundos mágicos y lejanos.
Una tarde, un niño curioso se acercó al anciano y le pidió que le contara un cuento. El anciano sonrió y comenzó a relatar la historia de un valiente caballero que debía rescatar a una princesa encerrada en una torre por un malvado dragón.
El niño escuchaba con los ojos brillantes, imaginando cada detalle de la aventura que le estaba siendo narrada. Al final del cuento, el anciano le dijo al niño: "Recuerda, los cuentos tienen el poder de inspirarnos y de enseñarnos lecciones importantes sobre la vida".
El niño se despidió del anciano con una sonrisa en el rostro, agradecido por la historia maravillosa que le había regalado. Desde ese día, el niño visitaba al anciano con frecuencia para escuchar más cuentos y aprender de sus sabias enseñanzas.