En el año 208 d.C., en los últimos días de la dinastía Han, el astuto primer ministro Cao Cao convenció al voluble emperador Han de que la única forma de unir a toda China era declarar la guerra a los reinos de Xu en el oeste y Wu del este en el sur. Comenzó así una campaña militar de escala sin precedentes, encabezada por el propio Primer Ministro. Sin otra esperanza de supervivencia, los reinos de Xu y East Wu formaron una alianza poco probable. Siguieron numerosas batallas de fuerza e ingenio, tanto en tierra como en el agua, que finalmente culminaron en la batalla de Red Cliff. Durante la batalla, dos mil barcos fueron quemados y el curso de la historia china cambió para siempre.