En 1721, el Regente de Francia, deseando sellar la paz con España, ofrece al Rey español un matrimonio entre sus respectivos herederos: Luis XV, de 11 años, y María Ana Victoria, la Infanta española de 4 años.
El Regente de Francia también propone casar a su hija, Mademoiselle de Montpensier, de 12 años, con el Príncipe de Asturias, el heredero aparente al trono español de 14 años.
Madrid responde entusiastamente a ambas propuestas, y las ceremonias son organizadas rápidamente. El intercambio de las princesas está programado para llevarse a cabo con gran pompa en una pequeña isla, en el río que separa a los dos países.
Se ha hecho todo lo posible para esperar lo mejor de los niños, pero nada saldrá como estaba planeado.