Después de casi veinte años de decadencia, Hollywood ha calificado a Harry Powell de un legendario detective de televisión como un borracho acabado. Solo, arruinado y desesperadamente desempleado, decide suicidarse pero se salva con un golpe en la puerta y el hecho de que la compañía de gas le haya cerrado. Aparece un joven fanático y ofrece pagarle a Harry más dinero del que puede negarse a encontrar un actor desaparecido. Pero cuando Harry encuentra al actor muerto, la policía lo arresta como su principal sospechoso de asesinato. Ahora Harry tiene que recuperarse si no va a ser culpable de un asesinato que no cometió.