En 1937, en una remota área de Tíbet cerca de la frontera china, se identifica a un niño de dos años como la reencarnación del Dalai Lama, el compasivo Buda.
Dos años más tarde, el niño es llevado a Lhasa donde es educado como monje y como jefe de estado en medio del color y la pompa de la cultura tibetana.
La película sigue su vida adulta: a los 14 años, los chinos invaden Tíbet y es obligado a formar parte de un gobierno de coalición inestable; viaja a China para reunirse con un Mao cínico; y, finalmente, en 1959, enfermo y sitiado, huye a la India.
A lo largo de todo esto, tiene visiones de la masacre de su pueblo bajo el dominio chino.